LA FRASE QUE MARCÓ A ROSAS

LA FRASE QUE MARCÓ A ROSAS 

"Una vagina puede horadar el cerebro del hombre"

Tomando de referencia mi última lectura sobre la autora Vera Pichel y su obra sobre Encarnación Ezcurra publicada en el 2001, hubo un pasaje de su libro que me llamó la atención y me trajo reflexiones sobre la conducta del caudillo  en épocas donde los hombres podían perder posiciones de poder o el poder mismo por el amor o desamor de una manceba.
Aclaro que subjetivamente no subestímo en absoluto las emociones que en un hombre puede manifestar en uno u otro acto (o varios a la vez) en total relación a esto. A lo largo de la historia hemos podido apreciar desde la novela, la poesía, las mitologías o la historia misma, esa relación de poder que hay entre la mujer y el hombre, por lo que no debe entenderse esta pequeña reseña, como el descubrimiento de un tema intrínseco para el género masculino; la idea es en función de la mirada o interpretación de Pichel poder acercar algo de lo que la autora manifiesta, con la prueba documental -si se quiere-  que no exhibe de manera parcial la autora,  para reforzar su posición al respecto de la "viveza" de Rosas en no dejarse "engatuzar" desde el plano amoroso sexual por nadie;  más allá del profundo amor por su leal compañera Encarnación. Ni su relación con Eugenia Castro puso a Rosas en un aprieto de tipo sentimental. Es cierto que como la mayoría de los hombres de poder en su contexto las ocasionales relaciones carnales con otra mujer que ellos mismos elegían,  no determinan una conducta sino más bien para el contexto, una manera de suplir necesidades de tipo biológicas. 
Esto mismo en el caudillo está documentado por su hijo Juan Bautista; mientras Rosas tuvo matrimonio con Encarnación nunca tuvo ninguna relación con otra mujer; ni ocasional ni permanente. Su mujer era celosa del marido en todos los sentidos y con su ya conocido carácter intempestivo no dejó nunca que esa posibilidad pudiera siquiera imaginarse. Rosas lo tenía todo, pero a la muerte de ella sus necesidades biológicas (si se me permite tal termino para definir relaciones ocasionales) fueron las de cualquier hombre. En referencia a lo que dijo Juan Bautista publicaré sobre una carta suya a un amigo durante sus primeros meses de exilio junto al padre y Manuelita en Southampton en 1853, un párrafo donde deja en claro lo de su padre y las relaciones de tipo ocasionales: 

"Las potras lo han jodido pues lo han coceado y está en la cama como 15 días, pero no es de cuidado aunque tiene morrocotudas llagas. (...).. me consumo de rabia al ver lo que es
un hombre sin mundo y sin freno".____ 
No puede tampoco tomarse de lo que interpreta Juan Bautista Ortiz de Rozas como toda la verdad del asunto. Hijo y padre casi nunca se llevaron. Juan Bautista no fue el hombre que Rosas quiso. No hizo otra cosa que administrar las estancias del padre, dedicarse al juego, la bebida y las mujeres (aún casado con Mercedes Fuentes de Arguibel) por lo que no sería ejemplo en esto de moralina y prejuicios. Aun así es cierto que Rosas como lo había hecho en las tolderías, la relación ocasional con una mujer no estuvo exenta de la práctica sexual. Su hijo hace referencia a su exilio y como "un hombre sin mundo y sin freno".. cierto es que el destierro no es fácil para nadie, pero sin freno parece exagerado más conociendo documentalmente los pasos de Rosas durante su destierro. 
Más allá de todo este aporte que no tiene por objeto ocultar nada sino mostrar lo humano de a quienes analizamos, esa frase inicial sobre la "vagina" que en realidad habla sobre una parte de un género tan maravilloso como lo es el femenino, es interesante según Pichel, como también frase cala hondo en Juan Manuel que supo de algún modo u otro no estar dentro de los personajes de su tiempo, como aquel hombre desenfrenado, padre de cientos de hijos con todas mujeres distintas (no habría otro modo) y cometiendo locuras por amor como las que supieron cometer "Pancho" Ramírez, Lavalle, Sarmiento o Urquiza, por sólo nombrar algunos.  
En el hombre disciplinado, sometido a la idea de orden o nada, consciente de los males humanos y las miserias de los hombres, nunca se dejó llevar por ningún sentimiento que lo saque de eje. Fue absolutamente incorruptible en cuestión de sentimientos e inmune a ciertos sentidos. Un hombre que nació para servir (heredado del padre don León) pero también para mandar (herencia de doña Agustina) ; que supo dominar sus instintos y volcar toda su energía y curiosidad en las infinitas cabalgatas que siempre lo encontraban abrazado en plena soledad de tanta pampa, a sus deseos de ser dueño y amo de todo ese universo incluido ese horizonte extenso que cabalgando siempre deseó alcanzar. 
Según Vera Pichel, el Restaurador en esos inmensos parajes y cabalgatas desde los Cerillos hasta la ciudad y viceversa lo encontraban pensativo y reflexivo sobre cuestiones de tipo filosóficas. No es para menos, eran días a veces cabalgando y solo con toda su humanidad y una naturaleza que lo acompañaba. Aunque muchos suelen referirse a Rosas como un hombre de campo, poco ducho para la cuestión del intelecto, se equivocan y mucho. Rosas era un gran lector y no es descabellado teniendo en cuenta el contexto solitario de aquellos hombres. Dice Pichel que el caudillo y Señor de la Pampa en unas de esas noches solitarias de los Cerrillos (Guardia del Monte) buscaba entre sus papeles una hoja de un libro hecho en el extranjero sobre las relaciones humanas. Había leído algo que puede que lo haya marcado en su aguda inteligencia y de lo cual supo actuar en consecuencia. Buscaba aquello que lo había movilizado y que la historia da cuenta que en el impulso animal de los hombres por una mujer podría ello dejar consecuencias irreparables. 
A continuación citaré textual el pasaje de la obra de Pichel sobre este tema y mi posterior análisis con el aporte de aquellos datos irrefutables que dan sentido a lo manifestado por la historiadora: 

________ 

<<Pero hubo un aspecto más. Rosas era joven, fuerte, y estaba en la plenitud de su vida. Estas condiciones, más la definitiva de ser patrón, le posibilitaban todo tipo de aventura que se presentara. Sin embargo, no se le conoció ninguna. Su relación con su mujer era
todo lo normal que podía ser en las condiciones en que vivían. ¿Era inmune a los sentidos?...
Pregunta ésta, decididamente íntima y personal,
pero que acude para desentrañar los alcances de una disciplina especial. Porque la verdad de esta trama tiene comienzo en la lectura. 
Alguna vez, ni él mismo podía precisar cuándo y de qué manera, cayó en sus manos un estudio hecho en el extranjero sobre relaciones humanas. Recordaba haberlo leído, con la curiosidad que estos temas siempre presentan, cuando una afirmación le llamó la atención. "Una vagina -sostenía el artículo- puede
horadar el cerebro del hombre."
No sólo leyó y releyó ese párrafo, sino que le quedó grabado en su memoria. Alguna vez quiso verificar aquel dicho y buscó y rebuscó entre los papeles arbitrariamente guardados. Ni vestigios del artículo aquél. Lo ubicó entre los recuerdos de su trabajo en la estancia de López, en aquellos primeros años... posible-
mente... Pero de tal modo quedó grabada esa sentencia en su memoria que acomodó su vida en torno a aquella premisa: "Una vagina puede horadar el cerebro del hombre"...
Y surgieron las cabalgatas diarias. Esas que caracterizaron su afán de desafiar vientos y distancias, sin límites, día a día, con lluvia o bajo ardiente sol, sin rendirse frente al tiempo y al cansancio, y regresar indemne a los sentidos, fagocitados en el duro ejercicio, con la mente predispuesta a la actividad.
Tal supo ser el enigma que rigió sus días de hombre joven. De ahí que nunca se le hubieran conocido aventuras en su soledad pampeana>> 
______ 

La prueba documental a la que hice referencia acerca de las acciones de Rosas que no abarcaron situaciones de tipo sanguíneas con mujeres, antes y después de Encarnación, y que refuerza la interpretación de Pichel, está ni más ni menos en la dedicación total que como el ultra personalista que fue, le dio al tema organización nacional, su vida de estanciero y empresario protocapitalista y sus más de veinte años frente a la coyuntura desde 1829 hasta 1852 que no le dieron espacio ni lugar a una vida de desenfreno y amores circunstanciales o de tipos traumaticos, lo que si seguimos de manera documental su trabajo al frente de tales asuntos, no encontramos en el caudillo ningún acervo de que haya sido un hombre como Juan Lavalle o Urquiza en ese aspecto.  De hecho un hijo de su cuñada Maria Josefa Ezcurra y el general Belgrano aceptó criar por tratarse de un hombre de moral y ética irreprochables. 
Rosas fue implacable con la disciplina y el orden, pero también fue humano. Por ello muchos han intentado desde la novela histórica imprimirle al caudillo un sentido de animal psicótico por su relación con Eugenia Castro o peor aún, la invención de un sometimiento a la famosa "soldadita", y desde lo humano también se equivocó no reconociendo los hijos con Eugenia, pero ello también está lleno de grises que serán analizados en su momento. La frase que afírmo bajo propia responsabilidad en lo que manifiesto, habrá realmente ocupado en Juan Manuel una reflexión para evitar que el amor, la pasión y el desenfreno, no echen a perder su plan y su destino en una vida que el mismo había elegido por sobre otras opciones.
De todas formas esto no lo hace mejor que el resto; pero si,  lo hace especial. Un hombre que todo lo tuvo, todo lo que quiso lo poseyó, y sin embargo, siempre evitó que la lujuria o el poder, le taparan el bosque. 
El Restaurador puede abordarse desde la crítica a sus modos dictatoriales, en un contexto que no PUEDE evadirse. No se explica a Rosas sin dejar de advertir permanentemente el contexto y la coyuntura. Puede criticarsele desde ese abordaje serio, una serie de cuestiones que de todos modos marcan un "posibilismo" (*) o un anacronismo en cuanto se empiezan a tejer teorías de lo que debería haber hecho o no, en tal o cual circunstancia. En esa búsqueda del <<Rosas profundo>> se deja entrever, un hombre tan complejo como sencillo. Parafraseando al músico popular Facundo Cabral; "me gusta la gente simple, aunque yo soy complicado" , lo del caudillo pampa iba un poco por ese carril. Debe reconocersele, una aguda inteligencia y capacidad para adelantarse a las cosas. Controlar con obsesiva pulcritud, todas y cada unas de las situaciones que en su universo se sucedían, y estar un paso adelante que el resto. Debe reconocerse en Rosas, a un hombre que actuó con rigurosa insistencia sin dar nunca nada perdido; supo dar batalla en total inferioridad de condiciones y cuando no hubo más remedio, aceptar el destino que ni siquiera los hombres como él, podían cambiar. En la vida de cualquier persona no existen los negros y blancos.  La historia misma -como nos repite a diario el historiador Julio R Otaño- está llena de grises y poder comprender nos hace y vuelve más humanos. 

Ricardo Geraci 

Fuente documental : Vera Pichel / Encarnación Ezcurra ( La mujer que inventó a Rosas) Editorial Sudamericana
Textual de Juan Bautista: Doallo / El Exilio del Restaurador. Ediciónes Fabro.. 

(*) aquello que viene haciendo escuela en la historia en general y atado al mundo virtual, se suceden opiniones (y no analisis o conceptos) sobre hechos o personajes, donde lo QUE DEBERÍA HABER SUCEDIDO se contrapone con lo que sucedió, los porqué, los cómo y desde donde se interpreta: si con opinión o fuentes. 
Los <<anacrónicos>> y los <<posibilistas>> van de la mano.

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